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La noche de Sant Joan

Dissabte de Sant Joan es el primero de los dos días grandes de la fiesta.

A las dos del mediodía el fabioler va a la casa del caixer senyor montando la somereta (asno) a pedir permiso para iniciar el replec de caixers i cavallers. Una vez concedida la autorización, el fabioler comienza a reunir a la Colcada, que se desplaza a caballo detrás de la somereta.

La tarde del día 23 de junio (vigília de Sant Joan) está protagonizada por los caragols en el Borne y en las calles del Conquistador, Quadrado y Santa Clara. Consisten en tres vueltas que dan los caballos en un sitio determinado.

El principal acto del día es el Caragol des Born

Tiene lugar en la plaza que lleva el mismo nombre, y supone el estallido de la fiesta, con los caballos saltando con la música del jaleo. Se dan tres vueltas a la plaza, y después la Comitiva se desplaza a la ermita de Sant Joan de Missa para rezar Vísperas.

Antiguamente el “caragol” del Borne no era más que un simple saludo de venia que se hacía al Sr. Gobernador antes de emprender la romería a la iglesia de Sant Joan.

Las avellanes

Mientras sucede el Caragol des Born, en la Contramurada tienen lugar las avellanes.

Sencillamente, se trata de echarse avellanas vacías como un juego que enaltece la amistad y la alegría, siempre sin intención de hacerse daño. Las avellanas se compran en la misma calle, ya sea en sacos o en bolsas; y constituyen uno de los divertimentos preferidos para los más pequeños.

Antiguamente, era una señal de galantería comprar avellanas llenas y peladillas para ofrecerlas a las chicas jóvenes, especialmente durante la mañana de Sant Joan. Si miramos aún más atrás en el tiempo, según Oleo y Quadrado, antiguamente se echaban manzanas, en lugar de avellanas.

La misa de las Solemnes Completes

En las fiestas de Sant Joan, Ciutadella, presididas por el eclesiástico, se cantan las solemnes Completas, costumbre antiquísima observada por todas las Obrerías y Cofradías, hasta su extinción, en la vigilia de sus respectivos patronos.

Las corregudes y el Caragol de Santa Clara

Al atardecer, de regreso se dirige la cabalgata a la calle de José Mª Quadrado, la Colcada vuelve a las calles de la ciudad para celebrar las corregudes a la plaça y el Caragol de Santa Clara en el área comprendida ente la sacristía de la Catedral y la desembocadura de la calle Santa Clara. La jornada concluye con la Beguda en la casa solariega del Caixer Senyor.

El caragol de Santa Clara tenía como objeto ir a saludar a aquellas religiosas sitas en el Convento de Clarisas, hermanas y parientes del Caixer Senyor. Hoy la cosa ha cambiado mucho; las monjas no presencian ya acto alguno de la fiesta y el caragol se hace interminable. En aquellas casas se reune la gente joven y entre galanteos y risas, se invita a los jinetes a entrar con los caballos en las casas haciendo correr a las muchachas que aplauden entre una lluvia de avellanas.